Hace un año escribía
“No es verdad que en estos tiempos en los que un recorte es sólo la antesala de otro recorte, recortes en nuestros derechos fundamentales, seamos las mujeres quienes más los sufrimos.
Porque cuando una mujer pierde la libertad de poder elegir cuando ser madre, perdemos todos.
Porque cuando despiden a una mujer de baja maternal, perdemos todos.
Porque cuando una mujer cobra menos que un hombre en un mismo puesto de trabajo, perdemos todos.“
y por desgracia no puedo quitar nada.
Sí, puedo añadir muchas más cosas y desigualdades que se han ido profundizando en este año. Tampoco quiero dedicar demasiado espacio a aquellos que se regodean en sus sillas mientras preparan actos de igualdad regalando “galletas artesanales decoradas en forma de bolso, corpiño o tulipán”, “mascarillas” y “tuppers con juego de cubiertos”.
La igualdad en tiempos de crisis se hace cada vez más invisible, lo mismo que le ocurre a miles de mujeres en este este país que gracias a un sistema que aprovechando la excusa de la crisis las delega a papeles que parecía que teníamos olvidados y las vuelve también invisibles.
No me resigno, ni me resignaré a quedarme “inmóvil al borde del camino“, a ver la vida pasar y a esperar que todo pase, porque desde el desempleo, desde la desigualdad y desde la destrucción del estado del bienestar, ahora es cuando se necesita la mayor implicación de todos en superarlo.
Algún día la Historia hará justicia a los avances sociales que en materia de género e igualdad se conquistaron en España a partir del año 2004 y se contará también como se pudo retroceder. Lo bueno de haber dado aunque sea transitoriamente algunos pasos adelante es que se ha demostrado que se puede avanzar.